Muchos me conocen como desarrollador de software y líder de equipos de tecnología, pero pocos saben que también soy bombero voluntario. Ayer, se reportaron siete personas desaparecidas en las veredas Río Recio y El Tesoro de la ciudad en donde vivo. El cuerpo de bomberos al que pertenezco convocó a varios rescatistas, incluyéndome a mí. Sin embargo, estaba en una reunión muy importante de trabajo que no podía dejar de lado, ya que había estado posponiéndola durante días. Era el momento de configurar algo crucial para uno de los proyectos en los que estoy trabajando, así que no podía faltar.
Mis compañeros rescatistas, a quienes respeto y admiro profundamente, se trasladaron en horas de la tarde (alrededor de las 4:00 p.m.) para iniciar la búsqueda. Obviamente, siendo esta una situación de emergencia, no podían esperar por mí ni por nadie para comenzar las operaciones. Mientras tanto, yo seguí en mi reunión, consciente de que esta vez no pude ir y que tal vez ya no podría unirme a ellos después. Alrededor de las 6:00 p.m., mi reunión finalmente terminó, y coincidió con una comunicación de último momento que me indicaba que que no tenía clase de formación esa noche, ya que también soy profesor del MinTIC para el programa TalentoTech. Justo en ese momento, me convocaron nuevamente, esta vez para hacer parte del Puesto de Mando Unificado (PMU) debido a la cantidad de información y necesidades logísticas que estaban surgiendo, así como por mi experiencia en el uso, apropiación y desarrollo de herramientas tecnológicas aplicadas a escenarios de búsqueda y rescate como estos.
Antes de que mis compañeros se fueran al terreno, Fabián me compartió una foto, que podría ser la última que tomaron de las personas desaparecidas. De esa imagen, logré extraer desde sus metadatos las coordenadas de la última ubicación conocida, lo que resultó vital para planificar la búsqueda. Con esa información en mano, me dirigí al puesto de mando unificado, me coloqué mi uniforme y me uní al equipo de coordinación.
Al llegar al puesto de mando, me encontré con muchas personas del Ejército, la Cruz Roja, la Defensa Civil, el Hospital Regional, la Policía, la Alcaldía Local y, por supuesto, mis compañeros bomberos. Con mis equipos desplegados en la sala, nos sentamos inmediatamente a analizar el terreno y las condiciones geográficas. Utilizando herramientas de geolocalización y análisis de imágenes satelitales, comenzamos a trazar posibles rutas de búsqueda. La interpretación inicial se realizó con herramientas comunes como Google Earth, OpenStreetMap, mapas locales y otras que habitualmente forman parte de nuestro stack de interpretación. Además, empleamos análisis de imágenes satelitales multiespectrales de fechas recientes de flotas complementarias, con las que he estado trabajando como parte de mi labor como desarrollador en proyectos de cambio climático y descarbonización. Toda esta información nos permitió obtener una visión precisa y actualizada del área y establecer la delimitación para la búsqueda que el personal en terreno estaba ejecutando.
Nuestros compañeros en el terreno, acompañados de personas del sector, ya habían tomado caminos de herradura más allá del puente de Río Recio, donde no entran vehículos. Estos caminos y trochas son conocidos por su dificultad de acceso y a través de ellos avanzaron con el rastreo por la zona delimitada en búsqueda de las personas desaparecidas, intentando hacer contacto con ellas. Desde la estación, intentamos mantener comunicación con nuestro equipo de rescatistas, quienes a su vez estaban tratando de establecer contacto con las personas desaparecidas. Las búsquedas en terrenos así no son sencillas debido a la densidad de la vegetación, el terreno agreste y, en este caso, el fuerte ruido del río en el cañón, que puede llegar a ocultar gritos de ayuda, además de la enorme dificultad para obtener señal de celular y de cualquier equipo de radiocomunicación.
Desde el inicio, estuvimos insistiendo sin parar, realizando llamadas a los números telefónicos de las personas desaparecidas una y otra vez, esperando tan solo un momento de suerte que de concretarse sería valiosísimo para la fiabilidad de la información ya delimitada. Quiero destacar el compromiso de la Sargento Magda de bomberos, el Teniente del ejército (cuyo nombre no recuerdo), la Jefe Sandra del hospital, la de varios colegas de las personas desaparecidas, así como la labor en comunicación permanente con el equipo en terreno de Carlos (Junior) de bomberos y Jorge Arango de la Cruz Roja, quienes con todo su conocimiento y creatividad mantuvieron una comunicación constante con el equipo de operación en terreno.
Por un momento, logramos recibir por un muy breve período, la señal celular de una de las personas desaparecidas. A pesar de la comunicación entrecortada, comenzamos a darle instrucciones específicas sobre cómo acceder a los metadatos de geolocalización de su teléfono para obtener más información y que nos la pudiera suministrar. Esto se debe a que, aunque un teléfono celular moderno no tenga señal celular, la mayoría de las veces es posible que siga registrando datos de geolocalización, que aunque sean aproximados, pueden resultar cruciales en situaciones como estas donde la señal es difícil incluso para esta tecnología GPS actual.
Después de muchos intentos de comunicación y con mucha prueba y error, logramos obtener unas coordenadas aproximadas. Mapear esas coordenadas y contrastarlas con la ubicación del equipo desplegado en el terreno fue fundamental. Basándonos en nuestra experiencia en este tipo de operaciones, el análisis del terreno con las tecnologías mencionadas y el conocimiento de las personas locales, proporcionamos esas coordenadas y trazamos posibles rutas para que el equipo de rescate las verificara con los habitantes del área e iniciara el acceso. Esto aseguró una mayor fiabilidad y les permitió acceder al sitio con precisión.
Con tantos años trabajando juntos, nuestro grupo en terreno estaba siguiendo un protocolo no escrito en ninguna parte pero ampliamente conocido, perfeccionado y respetado a cabalidad entre nosotros. Este protocolo lo hemos adoptado casi como una rutina entre amigos cada vez que tenemos un reto como este, es nuestro propio framework, y entre muchos otros detalles y matices que no mencionaré, ellos estuvieron registrando su recorrido para evitar perderse y reportando su posición precisa a intervalos de tiempo determinados. Además, estuvieron proporcionando la información clave que sabían sería fundamental para quienes estábamos guiándolos desde el PMU. Esta familiaridad y coordinación mejoraron la efectividad de la operación y aseguraron que todos estuvieran alineados y seguros en cada paso del proceso.
Ya era de noche y las condiciones se complicaban aún más. Las personas desaparecidas parecían haber cruzado el río, que es caudaloso y del que sabemos que, ante el más mínimo error o descuido, puede causar un desenlace fatal. Además, parecía estar cambiando de nivel de acuerdo a información recibida. Con el resultado de nuestro análisis y testimonios de personas de la zona que nos acompañaban en el PMU, dimos indicaciones precisas a los equipos para que avanzaran. Mientras tanto, preparábamos y analizábamos las opciones para que otro equipo, listo en nuestro Puesto de Mando Unificado, pudiera iniciar un recorrido desde otro frente, en caso de que no fuera posible cruzar el río debido a la posible fluctuación de su nivel según la información que teníamos.
Finalmente, el equipo inicial logró establecer contacto con las personas desaparecidas alrededor de las 8:00 p.m. Ya junto a ellos verificaron su estado de salud y con su conocimiento y habilidades, establecieron sistemas de cuerdas para cruzar el río y extraer a las personas de manera segura. La operación concluyó alrededor de las 11:00 p.m., y vale la pena destacar la increíble labor de los rescatistas en terreno: Yamel Rueda, Fabián Huertas, Felipe Murillo, Cabo Andrés Bustos, Sargento Milton Velandia, y los habitantes de las veredas Río Recio y El Tesoro, quienes jugaron un papel crucial en el éxito de la misión.
Reflexionando sobre esta experiencia, me doy cuenta que el destino a veces actúa de formas misteriosas. No pude ir con el equipo de intervención a la zona debido a mi compromiso ineludible con un proyecto crucial en mi trabajo, y además, la inesperada coincidencia de no tener que dictar mi clase esa noche. Todo se alineó para que el destino me ubicara precisamente en el Puesto de Mando Unificado, donde esta vez pude aportar muchísimo más valor a la operación desde allí, sentado frente a la computadora, con cuatro celulares a mi alrededor, un radio y junto a un equipo excepcional de personas, todos atentos y contribuyendo desde múltiples frentes.
Quiero exaltar la labor de aquellas personas que estuvieron conmigo en el PMU: Los que incansablemente intentaron llamar a los desaparecidos, aquellos que llegaron a aportar ideas efectivas, quienes garantizaron las comunicaciones, quienes se pusieron en disponibilidad por si se presentaban emergencias alternas, los que movieron cielo y tierra para obtener más recursos para la operación, los representantes de cada entidad y organizaciones como Hospital Regional, Policía, Cruz Roja, Ejército, mis Bomberos, Defensa Civil, Alcaldía, Gestión del Riesgo, Medios de Comunicación y demás, quienes destinaron toda su energía, tiempo, esfuerzo y dedicación que fueron invaluables. Juntos, formamos una muy buena sinergia, con cada uno poniendo lo mejor de sí para asegurar el éxito de la misión.
Esto refuerza la importancia de la colaboración y la confianza mutua, demostrando que cada rol, por más pequeño que parezca, puede ser crucial para el éxito de la misión. La unión y el compromiso de todos los involucrados son lo que realmente marca la diferencia en estos momentos críticos.
Agradezco a todas las personas que participaron y apoyaron esta misión. Juntos, logramos un rescate exitoso, demostrando que cada uno de nosotros, con nuestras habilidades y roles, puede marcar una gran diferencia.
#Bomberos #Rescate #Tecnología #Colaboración #Emergencias #Solidaridad
Maravilloso, gracias por estar al frente de este rescate, todos dieron lo mejor de si para lograr un rescate éxitoso y así fue. Son el mejor equipo. Gracias Mauro por este escrito, por contarnos detalles a detalle. Son increíbles.
Gracias por compartirnos un experiencia sorprendente y muy gratificante. Eres un modelo para las nuevas generaciones.